Diferencias con los Cantares de GestaEtapas de la narración caballeresca.Tristán e Isolda Pincha aquí para saber de sus aventuras y desventuras.
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¿Qué son las Valquirias o Walkirias?Los Nebilungos y la música: WAGNERPINCHA AQUÍ, y escucha el podcast de la Radio Cadena Ser, sobre la obra maestra de Wagner. Para saber más sobre el Cantar de los NibelungosCaracterización de los personajes principales.El paso de Roncesvalles XVI Altas son las montañas, los valles tenebrosos; grisáceas son las rocas y los pasos siniestros. Muy mal pasan los francos esa dura jornada, de más de quince leguas se escuchaba el fragor. Cuando a tierra llegaron de sus antepasados y entraron en Gascuña, tierra de su señor, al recuerdo les vienen sus feudos y sus bienes, de las bellas doncellas, de sus nobles esposas: allí se ponen todos a llorar de ternura. Más que todos los otros Carlos está angustiado: en los puertos de España al sobrino dejó. por él está llorando, no lo puede evitar. Más textos del Cantar.
Imprescindible conocer el contexto, las circunstancias históricas: política, religión, filosofía, cultura, economía... para poder entender la literatura del momento. Aquí tenéis un sintético vídeo del período medieval. Corto, pero intenso. Imprescindible para empezar a estudiar la Literatura Medieval. Gracias a AcademiaPlay. TEMA 2Pincha AQUÍ para ver el mapa de contenidos.
2.1. La difusión de la cultura en la Edad Media. Juglar, clérigo, trovador, peregrino. 2.2. La Epopeya y la narración caballeresca. 2.3.Literatura culta. Humanismo. Petrarca y Boccaccio 2.4. La poesía amorosa: la poesía trovadores y el dolce stil nuovo. Cancionero de Petrarca. 2.5. La poesía de la muerte. Jorge Manrique. François Villon. Tópico del UBI SUNT. 2.6. Narración breve en prosa y verso: libro de "ejemplos", fábulas, fabliaux. Las mil y una noches. 2.7. "Los cuentos de Canterbury" de Chaucer ... decimos adiós a la Antigüedad Clásica y nos adentramos en el período histórico llamado EDAD MEDIA.
METAMORFOSISColección de 250 leyendas mitológicas. Constituirán un auténtico referente, una fuente de la que beberán muchos artistas posteriores. Su pretensión fue redactar una "historia universal de la mitología" desde la creación del mundo hasta la muerte de César, escogiendo para ello leyendas en las que se produjera la transformación de alguno de los personajes. Aquí , el mito tiene un tratamiento ajeno a lo religioso, por lo que se pueden ver a los dioses humanizados. : Ovidio: Metamorfosis I, IV Apolo, presuntuoso de su éxito sobre la serpiente Pitón, viendo a Cupido con el apercibido carcaj, le amonestó:-Dime, joven afeminado: ¿qué pretendes hacer con esa arma más propia de mis manos que de las tuyas? Yo sé lanzar las flechas certeras contra las bestias feroces y contra los feroces enemigos. Yo me he gozado mientras veía morir a la serpiente Pitón entre las angustias envenenadas de muchas heridas. Conténtate con avivar con tus candelas un juego que yo no conozco y no pretendas parangonar tus victorias con las mías. -Sírvete tú de tus flechas como mejor te plazca -respondió el Amor- y hiere a quienes te lo pida tu ánimo. Mas a mí me place herirte ahora. La gloria que a ti te viene de las bestias vencidas me vendrá a mí de haberte rendido a ti, cazador invencible. Dichas estas razones, voló Cupido y se detuvo sobre el Parnaso; y disparó dos flechas; con una clavó el amor, y el desdén con la otra. Flecha de oro, la amorosa, aguda y sin remedio. Flecha plomiza, la desdeñosa, y roma. Aquella atravesó el pecho de Apolo, y esta el de la ninfa Dafne. Conoció el dios la pasión violenta y fue el amante de la hija de Peneo, la cual se refugió en el bosque pretendiendo, como Diana, dedicarse a la caza. Muchos la pretendieron; mas ella despreció a muchos por no cejar en sus silvestres gustos. Y decíale su padre: -Hija, yo desearía que te casaras. ¡Cuánto sueño con tener nietos! Le sonrojaban tales deseos; el matrimonio le parecía un crimen; entre los brazos de su padre suplicaba por su virginidad, recordándole el don que a Diana concedió Júpiter. Peneo consintió, no sin decirle que su belleza y sus gracias eran los peores enemigos de su resolución. Apolo la vio; y verla fue enamorarse y sentir los apremios del deseo. Creyó con constancia conseguida por fin. Vana espera. Fuego violento consumía el corazón varonil. Viendo los rubios cabellos de la ninfa caer sobre sus espaldas, se decía: -¿Cuál no sería su belleza si estuvieran peinados con arte? Viendo sus ojos, rútilos como dos estrellas, su boca bermeja, sus dedos, sus manos y sus brazos desnudos, conmovíase. Y su amor se desbocaba imaginando otras bellezas ocultas. En vano la pretendió. Esquivábale ella con la ligereza del viento. -¡Espérame, hermosa mía! -clamaba Apolo-. ¡Espérame! ¡Que no soy ningún enemigo de funestas ideas! ¡Húyale el cordero al lobo, el ciervo al león y la paloma al águila, porque sus enemigos son; pero no me huyas, porque únicamente el más inmenso amor me impulsa! ¡Espérame, porque pudieras caer sobre las espinas del camino, siendo yo, sin querer, la causa! ¡Sigues el rumbo más disparatado!... ¡Si moderas la ligereza de tu huida, moderaré la ligereza de mi persecución!... ¡Piensa que no soy pastor que conduzca rebaños al son de un caramillo y procura entender el precio de tu conquista! ¡Si me conocieras... seguro estoy de que, si no esperarme, no me esquivaras con ese ahínco!... Delfos, Claros, Tenedos y Petara me rinden los honores debidos. Hijo de Júpiter soy, y adivino el porvenir y soy sabio del pasado. Yo inventé la emoción de acortar el canto al son de la lira; mis flechas llegan a todas partes con golpes certeros. Mas, ¡ay!, que me parece más certero quien dio en mi blanco. Siendo el inventor de la medicina, el universo me adora como a un dios bondadoso y benefactor. Conozco la virtud de todas las plantas..., pero ¿qué hierba existe que cure la locura de amor? Se conoce que mis méritos, útiles para todos los mortales, únicamente para mí no tienen poder ni prodigio. Mientras hablaba así logró Apolo acortar la distancia que les separaba; pero Dafne de nuevo huyó ligera... con hermosura acrecentada. Sus vestidos volados y semicaídos... Sus cabellos dorados y flotantes... Divina, sí. Debió pensar Apolo que más le valían que las melodiosas palabras, en aquella ocasión, los pies ligeros... y arreció en su carrera. Y fue aquello... como una liebre perseguida por un galgo en campo raso, espectacular y definitivo. ¿La alcanza? ¿No la alcanza?.. Ya los varoniles dedos rozan las prendas femeninas... ¡Y cómo palpita el corazón entonces!... Llegó Dafne a las riberas del Peneo, su padre, y le dijo así, desconsolada: -¡Padre mío! Si es verdad que tus aguas tienen el privilegio de la divinidad, ven en mi auxilio..., o tú, tierra, ¡trágame!... porque ya veo cuán funesta es mi hermosura... Apenas terminó su ruego, fue acometida por un espasmo. Su cuerpo se cubre de corteza. Sus pies, hechos raíces, se ahondan en el suelo. Sus brazos y sus cabellos son ramas cubiertas de hojarasca. Y, sin embargo, ¡qué bello aquel árbol! A él se abraza Apolo y casi lo siente palpitar. Las movidas ramas, rozándole, pueden ser caricias. -Pues que ya -sollozó- no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto, laurel, honra de las victorias. Mis cabellos y mi lira no podrán tener ornamento más divino. ¡Hojas de laurel! Los capitanes romanos triunfantes, subidos al Capitolio, ostentarán coronas arrancadas de ti. Tú cubrirás los pórticos en el palacio de los emperadores; y así como mis cabellos permanecen sin encanecer nunca, así tus hojas jamás dejarán de aparecer verdes. OVIDIO, "Metamorfosis" Libro I, IV (Traducción de Fdco. Saiz de Robles) UN MITO CON MUUUCHAAAA TRANSCENDENCIAFrancesco Petrarca: Soneto XXXIV Apolo, si el deseo ha perdurado que te inflamaba en la tesalia onda, y si la amada cabellera blonda, tras tantos años, no la has olvidado, del perezoso hielo y tiempo airado, que durará mientras tu faz se esconda, defiende a la honorable y sacra fronda en que, después de tú, yo me he enredado; y por virtud de la esperanza amante que te hizo soportar la vida acerba, bórrale al aire los nubosos trazos; y admirados veremos al instante a nuestra dama estar sobre la hierba y hacerse sombra con sus propios brazos. Garcilaso de la Vega: Soneto XIII A Dafne ya los brazos le crecían y en luengos ramos vueltos se mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos qu'el oro escurecían; de áspera corteza se cubrían Los tiernos miembros que aun bullendo 'staban; los blancos pies en tierra se hincaban y en torcidas raíces se volvían. Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía este árbol, que con lágrimas regaba. ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño, que con llorarla crezca cada día la causa y la razón por que lloraba! En reiteradas ocasiones hemos hablado de que la Literatura habla de nosotros, del hombre como ser social, como sujeto con fecha de caducidad, como fuente de pasiones... La incitación a gozar del momento, a vivir intensamente cada segundo de tu vida es una constante en la vida del ser humano y, por ende, en las artes, como reflejo de las necesidades de éste. Algunos ejemplos:
Bebe ,Pa fuera telarañas, "El golpe"
Soneto a Helena (Pierre de Ronsard, S XVI) Cuando seas muy vieja, a la luz de una vela y al amor de la lumbre, devanando e hilando, cantarás estos versos y dirás deslumbrada: "Me los hizo Ronsard cuando yo era más bella". No habrá entonces sirvienta que al oír tus palabras, aunque ya doblegada por el peso del sueño, cuando suene mi nombre la cabeza no yerga y bendiga mi nombre, inmortal por la gloria. Yo seré bajo tierra descarnado fantasma y a la sombra de mirtos tendré ya mi reposo; para entonces serás una vieja encorvada, añorando mi amor, tus desdenes llorando. Vive ahora; no aguardes a que llegue el mañana: coge hoy mismo las rosas que te ofrece la vida. De Sonetos para Helena. Versión de Carlos Pujol. Bruguera, 1982 EN LAS ARTES PLÁSTICAS....
Dichoso el que de pleitos alejado, cual los del tiempo antigo, labra sus heredades, no obligado al logrero enemigo. Ni la arma en los reales le despierta, ni tiembla en la mar brava; huye la plaza y la soberbia puerta de la ambición esclava. Su gusto es, o poner la vid crecida al álamo ayuntada, contemplar cuál pace, desparcida, el valle su vacada. Ya poda el ramo inútil, o ya enjiere en su vez el extraño; castra sus colmenas, o si quiere, tresquila su rebaño. Pues cuando el padre Otoño muestra fuera la su frente galana, con cuánto gozo coge la alta pera, las uvas como grana. Y a ti, sacro Silvano, las presenta, que guardas el ejido, debajo un roble antiguo ya se asienta, ya en el prado florido. El agua en las acequias corre, y cantan los pájaros sin dueño; las fuentes al murmullo que levantan, despiertan dulce sueño. Y ya que el año cubre campos y cerros con nieve y con heladas, o lanza el jabalí con muchos perros en las redes paradas; o los golosos tordos, o con liga o con red engañosa, o la extranjera grulla en lazo obliga, que es presa deleitosa. Con esto, ¿quién del pecho no desprende cuanto en amor se pasa? ¿Pues qué, si la mujer honesta atiende los hijos y la casa? Cual hace la sabina o la calabresa de andar al sol tostada, y ya que viene el amo enciende apriesa la leña no mojada. Y ataja entre los zarzos los ganados, y los ordeña luego, y pone mil manjares no comprados, y el vino como fuego. No me serán los rombos más sabrosos, ni las ostras, ni el mero, si algunos con levantes furiosos nos da el invierno fiero. Traducción de Fray Luis de León. |
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